martes, 16 de junio de 2015

Amigos peludos

Me gustaría aprovechar este espacio para hablaros de un tema con el que estoy realmente sensibilizada y que, de una forma indirecta, me ayudó a dar el paso en cuanto a la creación del blog.

Soy una gran amante de los animales y siempre lo he sido, he tenido distintas mascotas pero no fue hasta hace un par de años que no empecé a conocer la otra realidad que existe para muchos animales. Cuando mis padres llegaron a casa un día con un perro recogido de un albergue y comenzaron a contarnos su historia no pude evitar que se me saltaran las lágrimas. Por desgracia existen muchos casos de animales maltratados y no deben ser una realidad ajena para la sociedad. 

A raíz de ver los extraños comportamientos que tenía nuestra perra adoptada cuando llegó a casa (le daban muchísimo miedo los hombres, las escobas, no dejaba que nadie le tocase las patas y tenía pesadillas todas las noches) empecé a pensar en la cantidad de casos similares e incluso peores que se encontrarán en los albergues y la labor tan importante que se hace en ellos para buscar a estos animales una segunda oportunidad.

Recuerdo que mi madre me dijo una vez que no nos habían llevado al albergue a ver a la perrina antes porque es muy duro escuchar las historias de los cientos de animales que hay. En ese momento creí que tenía razón y que mejor evitar pasar un mal rato, pero con el tiempo, cuando veía como había cambiado el comportamiento de nuestra perra en apenas unos meses, empecé a pensar que aunque sea algo duro para las personas que nos gustan tanto los animales, creo que es necesario para darnos cuenta de la gravedad de la situación y además en muchos casos, como es el mío, la experiencia me ayudó a decidirme colaborar en albergues de mi comunidad.

Es difícil acabar con el maltrato a los animales, ojalá algún día lo consigamos, pero hoy por hoy lo que me gustaría difundir es que todos los que piensen en comprar una mascota, recurran antes a los albergues y adopten, ya que el esfuerzo que conlleva adaptar a algunos de esos animales a un hogar merece completamente la pena. Además en muchas de las protectoras también tienen opciones de acogida (hogares temporales). Si no es el caso de alguien que pueda tener una mascota en casa, participar de alguna forma con albergues de animales no cuesta nada y ser voluntario es una experiencia realmente satisfactoria. 

El primer día de mi visita al albergue lo primero que pensé fue: que sitio tan pequeño para tantos perros. Y esa es la realidad de la gran mayoría de albergues de nuestro país, por no decir en todos. La gente recurre antes a una tienda de mascotas o a un criadero, buscando el perro o gato perfecto, cuando en los albergues se puede dar una segunda oportunidad a esos perros (o gatos) que no han tenido tanta suerte, que han sido abandonados, maltratados, etc. y quizá no sean tan guapos por fuera como los de las tiendas, quizá tengan algunos problemas de conducta, heridas, miedos,...pero nada que con paciencia, cariño y esfuerzo no pueda superarse. 

He tenido la experiencia personal de tener un perro desde cachorro que venía de un criadero y posteriormente la perra de la que os hablo, maltratada por su anterior dueño, que llegó a casa ya con cierta edad. Los dos han sido siempre muy cariñosos y leales, pero el entusiasmo por absolutamente todo de ella y cada pequeño cambio que conseguíamos nos daba una satisfacción infinita que apenas puedo describir. Ese sentimiento de dar una nueva oportunidad a un animal que lo ha pasado tan mal y ese cariño y confianza que nos dio son para mí el mejor legado que hace un mes nos dejó.

Sólo espero con este post hacer llegar dos ideas fundamentales:

la adopción (tanto de perros como de gatos) antes que la compra y que ser voluntario no requiere nada más que un poco de tiempo y muchas ganas!


Pd: No podía terminar el post sin olvidarme de una parte de culpables de que los albergues estén llenos:



No hay comentarios:

Publicar un comentario